Érase una vez… Alejandría
El 7 de enero de 2002, en una calle discreta de Valladolid, abrió sus puertas un lugar nacido del amor por las palabras y el polvo del tiempo: Librería Alejandría. No tenía mármol pero sí alma. Un alma tejida de páginas amarillas y lomos que susurraban historias a quien supiera escucharlas.
Allí, entre estanterías de madera y cajas por abrir, se gestaba un sueño: rescatar libros olvidados, dar segunda vida a lo que parecía dormido, y construir un refugio para quienes aún creen que el papel guarda magia.
No vendíamos novedades, sino recuerdos. No perseguíamos modas, sino huellas. Nos guiaban la intuición y el asombro, como antiguos navegantes en busca de tesoros perdidos.
Pasaron los años, los inviernos, las ferias. Y como todo lo vivo, Alejandría evolucionó, migró, creció. Cambiamos de ciudad, pero no de propósito. Hoy, en el corazón de Barcelona, seguimos recogiendo vestigios, catalogando misterios, abriendo puertas a otros tiempos.
Porque Alejandría no es sólo una tienda. Es una forma de mirar.
Un pacto silencioso con la memoria.
Una historia que aún se escribe.













































